Los carniceros o verdugos del Holocausto (Parte I)

 
Uno de los métodos más despiadados de Amon Göth transcurre en las mañanas cuando este comandante aprovecha que hace buen tiempo y acostumbraba a salir sin camisa, apareciendo con unos binoculares y un rifle de francotirador en la otra. Con el cigarrillo en la boca, iba observando detenidamente con la mirilla telescópica a los prisioneros que pasaban a unos ciento metros de la casa empujando las pesadas vagonetas con cargas de caliza. Y justo cuando tenía en la mira a su objetivo por notarle poca energía en comparación a los demás le disparaba.

Otra de sus ejecuciones brutales fue la de las hileras de la muerte, donde pedía formar a los trabajadores por hileras, y este seleccionaba las filas que pretendía asesinar, causando entre los prisioneros un terror psicológico ya cimentado.
Todo lo hacia con la finalidad de evitar la superpoblación y darle cabida a los nuevos reclusos que llegaban aquel campo de una forma transitoria mientras eran re-ubicados en Auschwitz o Gross-Rosen.

Este fue un gran fanático antisemita, quien solía celebrar las festividades mas relevantes del calendario hebreo, y en ellas en varias ocasiones ordenaba formar a todos los prisioneros en la Appellplatz (la gran plaza central) y seleccionaba a 200 internos para mandarlos ejecutar.

Estas fueron algunas de sus atrocidades más conocidas, aunque tuvo infinidad de métodos y torturas por lo que fue conocido como el señor de la Muerte o el carnicero de Cracovia, donde se calcula que entre 8.000 y 12.000 personas fueron ejecutadas durante el mandato de Goeth en el campo de Plaszow.

Finalizada la guerra fue llevado a los Juicios de Nuremberg, en donde fue condenado a muerte por matar, mutilar y torturar a un gran número, no aclarado, de personas.
Muere ahorcado el 13 de septiembre en la prisión de Montelupich tras dos intentos fallidos y al grito de “Heil Hitler”.

 
Bajo un sistema de ejecución llamado el metodo de los paquetes de sardinas, ingeniado por Friedrich Jeckeln para agilinzar de una forma sistemática el asesinato en masa de varios reclusos para recuperar espacio vital para los nuevos prisioneros. Usado inicialmente en aquel situo, pero luego retomado en Rumbula y Riga.


Dicho sistema de Jeckeln o el embalaje de la sardina ( Sardinenpackung ) trabajó en una secuencia de 8 pasos, en donde se requisaba a las víctimas, se les quitaba la documentación y los objetos de valor, luego se les obligaba a desnudarse y descender a la fosa, donde se hacían tenders bocabajo, en hileras, hombro con hombro, para recibir un balazo en la nuca. Apretados y en capas sucesivas, se arrojaban a la fosa. Para finalizar con el octavo paso las víctimas donde eran tapados con tierra en aquellas zanjas que anteriormente los mismo reclusos ya habían hecho.

Finalizada la guerra Jeckeln y los otros acusados ​​fueron declarados culpables, para ser condenados a muerte en la horca el 3 de febrero de 1946.

 
Se llego a estimar que Dirlewanger había asesinado con su división a más de 120.000 civiles en más en 200 pueblos en Europa del Este entre 1942 y 1944.
 
Con la avanzada del Ejército Rojo, los miembros del Dirlewanger fueron enviadas a la primera línea, en donde resultaron masacrados debido a su poca experiencia en el campo de batalla.

Durante el final de la guerra, Oskar Dirlewanger fue capturado por los franceses y dejado en custodia con guardias polacos, quienes lo torturaron por días hasta su muerte.

 
Fue el número dos de la lista de criminales de guerra nazis más buscados y más odiado, pues también huyo de los tribunales de justicia apoyado por la ODESSA, quien más adelante se convirtió al Islam, adoptando el nombre de Tarek Hussein Farid. Quien este escondido en la Patagonia chilena según el cazador de nazis Efraim Zuroff y director del centro Simón Wiesenthal en Jerusalén.

 
El primer campo de exterminio en experimento con cámaras de gas. Una iniciativa de Reinhard Heydrich, uno de los ideólogos más importantes del Holocausto.

Es por esta razón que Samuel Kunz se destaca por sus crímenes, al ser acusado de empujar en las cámaras de gas a las víctimas que llegaban en los trenes, así como de lanzar los cuerpos a las fosas comunes, asesinar a 10 judíos en dos incidente por excesos personales de autoridad y de ser el cómplice en el asesinato de por lo menos 430.000 prisioneros. Mientras estuvo de guardia del campo de Belzec entre enero de 1942 y julio de 1943.

Como muchos miembros nazis escapo y su juicio estuvo en proceso por decisión del Tribunal Regional de Bonn, sus aplazamientos impidieron que se hiciera justicia. Muere cerca de su ciudad natal a los 89 años.

 
Finalizando la guerra fue otro de los afortunados en escapar de la justicia por sus crímenes obteniendo refugio tras los muros del Vaticano.

Vivió en Argentina durante treinta años tras llegar de Génova, al igual que tantos otros nazis, con un pasaporte de la Cruz Roja Internacional a nombre de Federico Wegener.

Luego fundaría una empresa de importación-exportaciónde madera, actividad que lo llevó, a relacionarse comercialmente con muchos judíos fabricantes de muebles y dueños de mueblerías.

Fallece años después en la vecina Asunción, donde la desaparición de su cadáver sigue siendo un enigma sin resolver.

 
Trabajo de ejecución en masa que le llevo a ser conocido como el carnicero de Vilnius.

Finalizada la guerra es condenado en la URSS en el año de 1947 a 25 años de trabajos forzosos por el asesinato de ciudadanos soviéticos, pero cumplió solo 5 años de condena y regresó a su país gracias al Tratado del Estado de Austria. 

Algo que dejo muy inconforme a las víctimas del holocausto, entre ellas a al cazador de nazis Simón Wiesenthal quien logró que en 1963 fuera nuevamente procesado por el asesinato de diecisiete personas. Un juicio que duraría 10 días y en donde resulto absuelto siendo conocido en forma de burla como el asesino inocente.