Todo empezó cuando el joven Jack Daniels descubrió las excelentes propiedades del agua de un profundo manantial que un humilde pastor luterano utilizaba en sus experimentos de destilación. Jack no lo dudó. Compró los viejos alambiques al predicador, y en 1866, constituyó la que pasaría a la historia como la primera destilería oficialmente registrada en Estados Unidos.
Aprovechando la excelente calidad del agua del manantial, Jack Daniel’s utilizó un método para obtener una destilación alcohólica de la máxima pureza y calidad. Mezclo el agua pura, sin hierro, con granos de maíz, cebada y centeno, previamente seleccionados y molidos. Transcurridos unos días, cuando la masa hubo fermentado la destiló en sus alambiques de cobre y obtuvo ya una primera base de Whiskey.
Después para suavizarlo, decidió filtrarlo gota a gota a través de carbón de arce triturado y lo dejó madurar durante bastantes años en barriles de roble blanco chamuscado. De esta forma obtuvo un Whiskey de color, cuerpo y sabor maduro característico de la miel lo que resulta para el paladar un elixir delicioso y reconocido por sus galardones y premios otorgados.
El secreto mejor guardado y jamás desvelado es la formulación del Jack Daniel’s, es decir, las proporciones que interviene en su elaboración (agua, maíz, cebada y centeno). Se conoce la vital importancia del agua pura, sin hierro del manantial, las beneficiosas propiedades del filtrado, gota a gota a través de carbón vegetal y del añejamiento durante más de cuatro años. Lo que todavía sigue siendo un secreto es la fórmula original, que como las mejores tradiciones, se trasmite oralmente de generación en generación.
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Actualización: mayo 10, 2024
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